17/3/08

**KORCZAK Y BUBER**

El Doctor Janusz Korczak, un paradigma

Empecemos por contar la historia de un maestro: Janusz Korczak, y sus niños, como un símbolo que condensa, en la historia, el tema de la crueldad humana.

La historia tiene sus héroes, y sus héroes configuran la historia, y también, a lo largo del tiempo, pasan a constituir el eje de un mito de un pueblo, de una nación o de la humanidad entera.

El Dr. Korczak (Henrik Goldsmit) nació en Varsovia, hijo de una familia acomodada, su padre abogado conocido. A continuación citaré una frase de él que ilustra lo que vengo diciendo:

“Lo más fácil es morir por un ideal, con un punto final en una tumba de flores. Lo verdaderamente difícil es vivir con y para un ideal, día tras día, año tras año, una vida entera”.

En este caso, ser un médico querido por sus enfermos, y morir respetado por todos no es tan difícil. Lo difícil fue vivir por un ideal, en este caso de Justicia (y de piedad), y mantenerlo incluso a costa de su vida, en bien de los niños.
Wasserstug escribió acerca de Janusz: “Para él, la niñez era el hombre mismo. El niño era la clave de todo lo humano y deseaba liberar al niño de la dictadura del adulto”.

Él no tuvo hijos y albergó en una institución para niños pobres, los niños que consideró sus hijos: en el orfanato de la calle Kroshmalna Nª 92.

Se lo describe así: “Yo lo he visto de cerca en su rol de padre y pedagogo. Lo he visto bañarlos y limpiarles los zapatos, compartí sus tristezas, sus inquietudes y sus alegrías. Su dolor por los niños enfermos, cuando en punta de pie vigilando de noche a los afiebrados; arreglando las frazadas y almohadones desordenados, en el inquieto sueño, como un ángel guardián”.

Vino la guerra y esta historia terminó a partir de agosto de 1942, cuando el Doctor Korczak acompañó a sus doscientos niños a las cámaras de gas de Treblinka. No iba a dejar a los niños en la soledad de la muerte. Pasó por las calles de Varsovia con su delgada figura llevando de cada mano a uno de ellos, en formación de cuatro. Con el doctor a la cabeza “nada malo puede pasarles”. Así conjuraba el Mal y a la muerte misma.

El Doctor Korczak se convirtió así en una leyenda, uno de los treinta y seis justos de su generación que, según el mito, con su piedad sostuvo la humanidad de los humanos, un santo frente a la maldad.

Por de pronto pensemos en tamaña injusticia de este fin y este sufrimiento inexplicable, a los ojos de la razón y de la lógica; y terrible, doloroso, horroroso, a la luz de los sentimientos. Si el Destino, surge de la historia, la historia en este caso no basta para explicar lo sucedido.

Cada niño es un resumen de la historia familiar, a quien el grupo de pertenencia trata de darle los elementos para forjar un Yo que le permita adquirir libertad; libertad que es la estructura del destino personal. La educación y el ambiente adecuado son los elementos con los que cuenta la sociedad para con sus hijos.
La pérdida de valores hace que el futuro (apocalíptico) se piense como el triunfo del Mal en la vida. Es un destino fatal (en lo imaginario) ya que el yo queda preso, en manos de un superyó corrupto, así es el goce de la muerte en su relación sadomasoquista.

Pero por suerte algunos seres humanos encuentran en su superyó incorruptible y en su yo intocable por el Mal el camino de un ideal de bondad, de verdad, de justicia. Se constituye así un ideal imaginario con el triunfo del Bien y la esperanza en la redención de la especie. Evidentemente el Dr. Kozack es el representante magnífico de esta postura incorruptible.

El juicio sobre la existencia y el juicio de atribución determinan un mundo lógico en el cual vivimos. Pero genera el misterio de lo que no abarca nuestra razón, el misterio que pertenece a la fe, a la creencia en un sistema regido por un Dios único. Ello se ejerce a partir de un yo, de un sujeto que se pregunta sobre el mundo y sobre sí mismo, su lugar en este mundo que lo rodea.

Hay entonces un conocimiento y un desconocimiento, una lógica racional, deductiva, y una x, que se instaura más allá de la razón y que aparece atrás de la revelación.

http://www.masuah.org/el_doctor_janusz_korczak.htm



Martin Buber
(Israel, 1878-1965)
Autor religioso judío que elaboró una filosofía del encuentro o del diálogo. Nacido en Viena el 8 de febrero de 1878, Buber estudió en las universidades de Viena y de Berlín. Sus primeros trabajos publicados, aquellos que le dieron su fama literaria, fueron la recreación libre de leyendas y cuentos hasídicos recogidos en Los cuentos de Rabi Nachman (1907) y La leyenda del Baal Shem (1908). En 1916 Buber fundó Der Jude, un periódico que dirigió hasta 1924, que se convirtió en el órgano principal de los judíos de habla germana. Sus obras más conocidas Yo y tú (1922), una concisa expresión poética de su filosofía religiosa y Sobre el judaísmo (1923), que marcó su liderazgo intelectual sobre la comunidad germano-judía, aparecieron en una recopilación en 1923. Buber fue profesor de religión y ética hebrea desde 1923 hasta 1933, y más tarde de historia de las religiones desde 1933 hasta 1938 en la Universidad de Frankfurt, Alemania. En 1933, año en que los judíos fueron expulsados de todas las escuelas alemanas como consecuencia de la llegada al poder de Adolf Hitler, los dirigentes judíos en materia pedagógica nombraron a Buber director de la Oficina Central para la Educación de Adultos Judíos en Alemania. En 1938 emigró a Palestina (hoy Israel) y desde 1938 hasta 1951 fue profesor de filosofía social en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En 1949 fundó, y hasta 1953 dirigió, el Instituto Israelí para la Educación de Adultos, que preparaba profesores para trabajar en el ámbito de la inmigración. En 1958 fue el editor jefe de la Enciclopedia para la Educación israelí. También fue un dirigente de la asociación Ichud (hebreo, "Unión"), grupo que pretendía la reconciliación entre árabes y judíos. Buber es más conocido por su filosofía del diálogo, un existencialismo religioso centrado en la distinción entre relaciones directas o mutuas (a las que llamó "la relación Yo-tú" o diálogo) en las que cada persona confirma a la otra como valor único y las relaciones indirectas o utilitarias, (a las que llamó "yo-él" o monólogo), en las que cada persona conoce y utiliza a los demás pero no los ve ni los valora en realidad por sí mismos. Al aplicar esta distinción entre "diálogo" y "monólogo" a la religión, Buber insistió en que la religión significa hablar con Dios, no sobre Dios. Esto no es monoteísmo, sino el diálogo entre el hombre y Dios que es la esencia del judaísmo bíblico. El hombre adquiere conciencia de ser dirigido por Dios en cada encuentro si permanece abierto a esos signos y dispuesto a responder con todo su ser. La filosofía del diálogo de Buber ha tenido mucha influencia en pensadores de todos los credos religiosos, incluidos teólogos protestantes de la categoría de Karl Barth, Emil Brunner, Paul Tillich y Reinhold Niebuhr. Además de por su filosofía del diálogo y de su largo trabajo en la traducción e interpretación del Antiguo Testamento, Buber también es conocido por su recreación e interpretación del hasidismo, movimiento místico popular que recorrió las comunidades judías de Europa del Este en los siglos XVIII y XIX. Transformó el hasidismo en uno de los mayores movimientos místicos del mundo. Quizá no menos importante en su papel como sionista, fue su labor en defensa del renacer de una cultura judía opuesta a metas sólo políticas. Considerado como uno de los dirigentes sionistas más influyentes después de Theodor Herzl, Buber renovó la petición profética de que Israel construya una comunidad de justicia y paz a través de medios justos, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones de los judíos con los árabes. Buber recibió el Premio de la Paz de la Industria Alemana del Libro en 1953 y el Premio Erasmus, de la Fundación Erasmus en Holanda en 1963. Pasó los últimos años de su vida como asesor de los miembros de los kibbutz, a quienes ofreció asesoramiento tanto en los problemas personales como aquellos que derivaban de la organización de la comuna. Murió el 13 de junio de 1965 en Jerusalén. Además de los libros ya citados, Buber también escribió Entre el hombre y el hombre (1947), La fe profética (1950), Imágenes del bien y del mal (1952) y El conocimiento del hombre (1966). ©
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Textos:
Eclipse de Dios (fragmento)
Galardones:
FDDB (1953), Erasmus (1963)
Web Recomendada:
www.buber.de/en


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